Hoy más que nunca, el tema del propósito hace parte de un criterio para la elección de carreras y profesiones, dado que un número bastante grande empresas han ido refinando su propósito superior (como ya lo anotamos en una entrega pasada) de tal manera que lo ideal es que el propósito personal, esté alineado con el propósito del lugar de trabajo.
Por: Adrián Hernández/ El autor Dan Buettner escribió un libro llamado el secreto de las zonas azules. Allí en este libro el investigador que hizo una alianza con National Geographic para buscar a las personas mas longevas del mundo y estudiarlas, deja ver cómo desde Okinawa hasta Nicoya, hay un factor común que marca para que la vida se extienda y con calidad: se trata de la pregunta para qué me levanto en las mañanas.
Los habitantes de Okinawa en el Japón le han llamado Ikigai y los habitantes de Nicoya en Costa Rica le llaman Plan de vida. Ambas comunidades apuntan a lo mismo: El propósito de vida. Lo cierto es que según Buettner, su búsqueda y en estos lugares, partían de la sospecha en estudios precedentes que daban cuenta que entre las razones que habían llevado a algunas personas a vivir tanto tiempo, estaban relacionadas con el modo de vivir y el entorno.
Bajo esta perspectiva tener un propósito en la vida es una de las claves de la larga existencia y bien vivida. Según la investigación de este autor y su equipo de demógrafos, tener claro el propósito aumenta hasta en siete años la expectativa de vida. Es más, los datos obtenidos en estos dos extremos de la tierra dan cuenta de una realidad profunda de la existencia, el propósito de vida forma parte de la existencia humana.
Hoy más que nunca, el tema del propósito hace parte de un criterio para la elección de carreras y profesiones, dado que un número bastante grande empresas han ido refinando su propósito superior (como ya lo anotamos en una entrega pasada) de tal manera que lo ideal es que el propósito personal, esté alineado con el propósito del lugar de trabajo.
Naturalmente que lo anterior abre un tema de discusión bien interesante justo por esta época de graduación de bachilleres y en las que muchos padres piensan sobre el futuro escolar para sus hijos. Es claro que algunos colegios han introducido en sus pensum de últimos años, algunos tips de orientación vocacional, pero creo que se quedan cortos si vemos el elevado nivel de deserción en los primeros semestres de universidad por la sensación de estar estudiando la carrera equivocada, o el mismo estancamiento que sufren algunos de ellos al graduarse en el colegio.
La graduación como bachiller deja a la deriva a un joven que se ha dedicado a preparar exámenes y a contestarlos de la mejor manera, a aprenderse una serie de contenidos para responder con Icfes y pruebas saber, pero muchas veces sin haber tenido el tiempo para responder la pregunta clave: ¿para qué me levanto todas las mañanas? Dejo bajo este panorama la siguiente inquietud: ¿es hora de revisar los modelos educativos presentes en el país?
Ahora bien, si los criterios de selección de profesión o carrera son los ingresos, hay algo claro hoy y es que, aun teniendo doctorado, estos estarán infinitamente inferiores si los comparamos a lo que un influencer gana o lo que un futbolista devenga; sin demeritar el talento y las habilidades con que ellos cuentan, pues hay que decirlo que de no ser por estas particularidades tampoco se alcanzaría la cima, tampoco que es que se requiera preparación académica alta.
También hay que ver el elevado número de los llamados nini, que ni estudian ni trabajan sin contar los que ya trabajan pero que hacen justo su oficio por nada más que ganar un salario que no alcanza sino para pagar arriendos y deudas. Son cientos de miles de personas que están dedicadas a hacer oficios que no son los que les generan felicidad y plenitud, sino que las circunstancias los han conducido a estar allí. Muchos de ellos guardan la esperanza de pronto pensionarse para dedicarse a hacer lo que realmente les gustaría hacer, mientras que otros mantienen el optimismo diciéndose así mismos que pasados los cuarenta llegará ese día esperado de dar el paso a la autonomía.
Por lo menos en Colombia, todos quienes somos mayores de dieciocho, nos levantamos todas las mañanas para dirigirnos al trabajo. La pregunta es ¿y todos nos levantamos motivados para hacerlo? Pues el ideal es que haya una sintonía perfecta entre nuestra vida y el trabajo que hacemos así sea el más humilde que realicemos, pero que sea el que verdaderamente queremos hacer.
En la gran mayoría de los casos, al fin de semana lo esperamos con anhelo para compartirlo con la familia, pero cruza tan veloz que no alcanzamos a disfrutarlo y siendo realistas no es que el sábado o el domingo sean más rápidos que los otros días, todos son iguales. Lo que pasa es que cuando estamos haciendo lo que no va con nuestro Propósito todo es una eternidad y el tiempo no pasa. La que sí pasa es la vida que se nos va demasiado rápido a veces ocupados en cosas que no nos realizaron.
Estos tiempos del siglo XXI han llegado desafiantes donde encontrar la armonía es un llamado que no da espera, las empresas debemos ser más flexibles, incorporando prácticas laborales con tal de encontrar esa tan anhelada alineación entre el propósito corporativo y el de la vida personal. Voy a enunciar algunos ítems acerca de cómo hacerlo.
En primer lugar y tal como lo he mencionado, las empresas tienen que pasar de la sola transacción de ganar dinero a cumplir con compromisos medio ambientales y sociales. Hay estudios que respaldan la teoría que hoy está en crecimiento el número de personas que no solamente compran productos con sellos como PAS (Productos con Agregado Social), ORO (Oportunidades Rentables de Ocupación), GRASP (sigla Global G.A.P. Risk Assessment on Social Practice) sino que además estas empresas son atractivo para los Millennials.
En segundo lugar, la flexibilidad en horarios laborales y lugares laborales. Esto se refiere a que no necesariamente las personas tienen que cumplir con horarios ni siquiera estar presentes, sino que según ellas puedan, los horarios sean ajustados incluso mezclados con sus actividades personales. Esto da también para que puedan estar en lugares tranquilos para realizar sus tareas.
Otra practica está referida a la promoción del flujo vida/ trabajo, para ello se requiere hacer ajustes en la cultura organizacional y en la relación de confianza que debe existir entre los miembros de los equipos. Dentro de estas prácticas están caminatas al aire libre, tiempos de descanso lejos del escritorio, entre otras.
Un elemento más y no menos importante es la fuerza que está cambiando incluso la forma tradicional de hacer negocios: Capitalismo consciente, entre los que esta la alianza gana-gana. Todo el mundo debe ganar entendiendo que es sobre las utilidades, a diferencia del capitalismo salvaje que solo favorece a los dueños.
Finalmente, dejo a consideración de dueños y accionistas y porqué no de empleados de las organizaciones la puesta en marcha de lo intrínseco del ser humano: su espiritualidad. Cabe anotar que cuando hablamos de propósito superior, estamos hablando de aquel componente trascendental de los seres humanos que nos mueve constantemente y que todo lo enunciado hasta aquí confluye en él: el espíritu. Es fruto de una puesta en marcha de la espiritualidad como llegamos a estos niveles elevados de consciencia.